Sobre mi

Debo a mi hermana, entre otras significativas cosas, dos aspectos importantes en mi adolescencia y primera juventud, a finales de la década de los setenta: la adquisición de la colección Otros Mundos de la editorial Plaza y Janés y el que trajera a casa, desde la oficina en que trabajaba, las revistas de Yoga que editaba Sivananda.

La colección Otros Mundos me permitió explorar el mundo del esoterismo y la espiritualidad desde una mirada nada sectaria dada la diversidad de la sabiduría de sus autores.
La revista de Sivananda, muy bien editada, me permitió adentrarme en un mundo que me dejó impactado desde el primer momento y que me serviría para adentrarme, autodidactamente, en él. Era el mundo del Hatha Yoga, la meditación y la lectura de los textos de la filosofía védica y la medicina aryuvédica. Todo un universo mágico para mí pero que me resonaba de alguna forma desde que con once años, escuché, por primera vez, My sweet Lord de George Harrison, el Beatle que ayudó, entre otros, a dar a conocer la espiritualidad de la India, de donde proviene el Yoga y su filosofía.
En 1.982, tomé contacto en Madrid con la G.F.U., línea solar, y comencé a formarme con ellos en la práctica de la Yoga y en otras disciplinas espirituales.